Beneath A Moonless Sky

I should have known that you'd be here,
I should have known it all along.
This whole arrangement bears your stamp,
you're in each measure of that song.
How dare you try and claim me now, how dare you come invade my life.

Oh Christine, my Christine in that time that the world thought me dead.
My Christine, on that night just before you were wed.
Oh Christine, you came and found where I hid,
don't you deny that you did that long ago night.

That night.

Once there was a night
beneath a moonless sky,
too dark to see a thing
too dark to even try.

I stole to your side,
to tell you I must go.
I couldn't see your face,
but sensed you even so.

And I touched you.
And I felt you.
And I heard those ravishing refrains.
The music of your pulse.
The singing in your veins.
And I held you.
And I touched you.
And embraced you.
And I felt you.
And with every breath and every sigh.
I felt no longer scared.
I felt no longer shy.
At last our feelings bared
beneath a moonless sky.

And blind in the dark,
as soul gazed into soul;
I looked into your heart
and saw you pure and whole.

Cloaked under the night
with nothing to suppress,
a woman and a man
no more and yet no less.

And I kissed you.
And caressed you.
And the world around us fell away,
we said things in the dark,
we never dared to say.
And I caught you.
And I kissed you.
And I took you.
And caressed you.
With a need to urgent to deny.
And nothing mattered then
except for you and I.
Again and then again,
beneath a moonless sky.

And when it was done,
before the sun could rise
ashamed of what I was
afraid to see your eyes.
I stood while you slept
and whispered a goodbye.
And slipped into the dark
beneath a moonless sky.

And I loved you,
yes I loved you.
I'd have followed any where you led.
I woke to swear my love,
and found you gone instead.

And I loved you.
And I loved you.
And I left you.
Yes I loved you.
And I had to
both of us knew why.
We both knew why.
And yet I won't regret
from now until I die.
The night I can't forget,
beneath a moonless sky.

Bajo Un Cielo Sin Luna

Debería haber sabido que estarías aquí,
Debería haberlo sabido todo el tiempo.
Todo este acuerdo lleva tu sello,
estás en cada compás de esa canción.
¿Cómo te atreves a tratar y reclamarme ahora?, ¿cómo te atreves a venir a invadir mi vida?

Oh Christine, mi Christine, en ese tiempo en el que el mundo me consideraba muerto.
Mi Christine, en esa noche justo antes de que estuvieras casada.
Oh Christine, usted vino y encontró dónde me escondí,
no niegues lo que hiciste esa noche hace mucho tiempo.

Esa noche

Había una vez una noche
bajo un cielo sin luna,
demasiado oscuro para ver algo,
demasiado oscuro como para incluso intentarlo.

Te robe de tu lado,
para decirte que me debía ir,
No podía ver tu cara,
pero te sentí aún así.

Y te toque.
Y te sentí.
Y oí esos estribillos encantadores.
La música de tu pulso.
El canto en tus venas.
Y te sostuve.
Y te toqué.
Y te abrace.
Y te sentí.
Y con cada respiro y cada suspiro.
Ya no me sentía asustada.
Ya no me sentía tímido.
Por fin nuestros sentimientos al descubierto
bajo un cielo sin luna.

Y ciega en la oscuridad,
como el alma contempló en el alma;
Miré dentro de tu corazón
y te vio puro y entero.

Encapado bajo la noche
con nada para reprimir,
una mujer y un hombre
nada más y aún, nada menos.

Y te besé.
Y te acaricie.
Y el mundo a nuestro alrededor se desvaneció.
Dijimos cosas en la oscuridad que nunca nos atrevimos a decir.
Y te atrape.
Y te bese.
Y te tome.
Y te acaricie.
Con una necesidad urgente de negar.
Y nada importaba entonces
excepto tú y yo
Una y otra vez,
bajo un cielo sin luna.

Y cuando ya estaba hecho,
antes que el sol pudiera levantarse,
avergonzado de lo que tenia
miedo de ver en tus ojos.
Me puse de pie mientras dormías
y le susurre un adiós.
Y me deslice en la oscuridad,
bajo un cielo sin luna.

Y te ame,
Si, te ame.
Te hubiera seguido a cualquier lugar que me llevaras.
Desperté para jurar mi amor,
Y encontré que te fuiste, en su lugar.

Y te ame.
Y te ame.
Y te deje.
Si, te ame.
Y tenia que hacerlo,
ambos sabíamos por qué.
Nosotros dos sabíamos por qué.
Y sin embargo, no me arrepiento,
A partir de ahora hasta que muera.
La noche que no puedo olvidar.
bajo el cielo sin luna.